Ayer llegué a Constitución poco antes de las 22.
El próximo tren a Glew partiría a las 22.10.
Caminé tranquila: a esa hora no hay mucha gente y sobran los asientos. Me acomodé, saqué el libro y me dispuse a tener un viaje tranquilo, en media horita estar en casa, comer y dormir...
Pero mis planes se frustraron.
En Gerli el tren se quedó un largo rato y nadie avisaba el por qué. Finalmente salió pero siguió andando lento.
En Escalada volvió a parar, no tanto tiempo, y las explicaciones brillaban por su ausencia.
Llegamos a Temperley.
La temida voz metálica del altoparlante: "Tren estacionado en andén número cuatro no conducirá pasajeros por desperfectos técnicos. Arribará por andén número tres otra formación vacía proveniente de Llavallol con destino a Glew". Merde!
Cerré el libro (¡qué hubiera hecho todo este tiempo sin él!) y bajé. Eramos muchos. Esperamos unos minutos hasta que llegó la formación. Se tomó su tiempo en salir. Total, pa' tarde...
Finalmente, a Adrogué llegué a las 23:08. Casi una hora para hacer un trayecto que, normalmente, se hace en 28 minutos.
Si el tiempo perdido no es de ellos...
¿Cuánto puede valer media hora de una persona?
¿Cuánto media hora de sueño?
¿Cuánto media hora en familia?

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Escrito por María Petraccaro el 27 junio 2006 a las 5:35 p. m.