Los únicos privilegiados son los billetes.
El resto de los mortales, debemos padecer toda clase de penurias, ya sea que intentemos trasladarnos en avión, en tren, en ómnibus y hasta en nuestro propio auto. De Vido, ministro de Planificación Federal, de quien dependen de una u otra forma todos los medios de movilidad, en cuatro años de gestión no ha podido articular la más mínima mejora en el transporte de personas.
Los aviones comerciales funcionan en el 100% de los casos con demoras, la política ferroviaria del gobierno, que nos prometió hace 4 años la vuelta de los trenes, ha sido un fracaso estrepitoso que ni siquiera puede asegurar los servicios urbanos de Buenos Aires, el servicio de ómnibus y colectivos es directamente deplorable, seriamente agravado además, por la insuficiente y peligrosa red vial.
Pero así como vienen de Venezuela en avión cómodamente las valijas, se trasladan eficientemente mes a mes los subsidios entre la calle Yrigoyen 250 y las empresas concesionarias de los servicios ferroviarios y automotor. Desde 2002, el Estado está transfiriendo grandes sumas a las empresas del sector, sin que por ello se perciba la más mínima mejora en la cantidad y calidad de los servicios.
Mas bien todo lo contrario: desde la devaluación moverse en Buenos Aires se ha vuelto una tortura cotidiana a bordo de vehículos roñosos y decrépitos, a merced de toda clase de abusos y de la inaceptable tolerancia de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, que también depende de Julio De Vido, y que tendría que exigirles a los concesionarios una contraprestación adecuada al esfuerzo que estamos realizando todos.
Si de Venezuela viajaron en un solo día 790.550 dólares, desde la cartera de De Vido hacia los destinos de cabotaje que constituyen las empresas de transporte, se trasladaron en los últimos años sumas realmente siderales que superan cómodamente los varios miles de millones de pesos. Queda claro que en algún punto el ministro Julio De Vido ha alcanzado la eficiencia en materia de transporte. Lástima que solamente se trate del traslado de dinero sin control.
Juan Miguel Tosi - Pasajero del Roca
El pasajero Anónimo escribió:
Me re contra re cago en el Roca. Me tuve que cambiar de horario en el laburo, porque tenía las bolas llenas de viajar en el tren que pasa a las 8 menos 10 de la mañana por Burzaco. El ramal de Glew es una cagada. A veces, me bajaba en Temperley para agarrar el rápido... que dicho sea de paso, muy rápido no es...
Y bue, la cosa es así. Hasta que no descarrile en el desnivel que hay en Avellaneda, y aparezcamos todos tirados en Pavón, no van a poner ni un puto peso. Y así y todo, por más que haya un desastre, en dos meses todos se olvidan de todo.
Mucha de la gente que viaja tampoco ayuda... Olor a mierda, gritos, suciedad... ES UN ASCO.
Escrito el martes, agosto 14, 2007 3:26:00 p. m. (permalink a este comentario)
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